El alma que ha visto, lo mejor posible, las esencias y la verdad, deberá constituir un hombre, que se consagrará a la sabiduría, a la belleza, a las musas y al amor. Platón, Fedro o de la belleza.
Perhaps he knew, as I did not, that the Earth was made round so that we would not see too far down the road. Isak Dinesen
Sólo vemos lo que miramos. Mirar es elegir. John Berger
Y cogeré hasta el final de los tiempos, las plateadas manzanas de la Luna, las doradas manzanas del Sol. William Butler Yeats

jueves, 13 de octubre de 2011

La rana voladora



Los relatos de exploraciones europeas hace mucho tiempo que se acabaron. Esos viajes que duraban años, de los cuales no sabíamos nunca sí sus protagonistas volverían, sí habrían pillado una enfermedad contagiosa como la malaria, el dengue o el tifus; o sí habrían sido apresados por alguna tribu, que finalmente acababa con sus vidas por considerarles hechiceros o por convertirse en invitados algo molestos en tierras incógnitas. Uno de los más famosos lo escribió Alfred Russel Wallace a  mediados del siglo XIX sobre su viaje al Archipiélago MalayoWallace, que fue naturalista, antropólogo, geógrafo, explorador, biólogo y británico, se embarcó en un viaje a lo largo del Archipiélago Malayo, inspirado por las crónicas de otros exploradores naturalistas. Durante este viaje recolectó más de 125.000 especímenes en el archipiélago, de los cuales más de 80.000 eran escarabajos. Entre los especímenes los había de más de mil especies que no habían sido identificadas anteriormente. Las crónicas y aventuras en el archipiélago fueron publicadas en 1869 bajo el nombre de The Malay Archipelago, la cual se convirtió en uno de los diarios de exploración científica más populares del siglo XIX, influyendo a escritores como Joseph Conrad para su novela Lord Jim.


Una de sus descripciones zoológicas más famosas fue la rana protagonista de ésta historia. Entre los años 1854-1862, descubrió una de las especies más singulares de la fauna del planeta. Se trataba de una rana que volaba que hoy se conoce como rana de Wallace. El naturalista inglés se percató de que la rana debido a sus pies de gran tamaño y muy palmeados era capaz de planear entre los árboles, aptitud de una rana hasta entonces desconocida en el Occidente europeo, lo cual debió influirle bastante para darle nombre al anfibio: Rhacophorus nigropalmatus 


Las descripciones del archipiélago detallan sobremanera la actitud de Russel Wallace frente los simios y orangutanes, mono que veía mono que aniquilaba. "...Cuando vinieron a avisarme que habían visto un orangután en un árbol del pantano, inmeditamente cogí la escopeta y tuve la suerte de encontrarle en el mismo sitio. Al acercarme pude dispararle dos tiros que le hicieron caer herido de muerte. Era un macho en mitad de su desarrollo y apenas tenía tres pies de altura".(...)
"Le disparé cinco tiros y lo dejé muerto en la copa del árbol, entre dos ramas que le impedían caer. De regreso a casa, encontré dos dyaks con los que volví al bosque, haciendo que treparan al árbol para recoger al animal, que era el primer ejemplar en todo su desarrollo del que me apoderaba" .


El viaje al archipiélago malayo fue decisivo para la ciencia en el siglo XIX. Russel Wallace observa que para conseguir una mejor adaptación al medio, se producen una serie de cambios y de reajustes en las especies que transmitían a su descendencia. Hablaba de que los fuertes sobrevivían como consecuencia de la selección natural. En una carta dirigida a Darwin en 1858, Russel Wallace le expuso su teoría sin saber que habían llegado, por medios diferentes, a la misma conclusión. Mientras Russel Wallace continuaba su incansable labor de atrapar aves e insectos en el archipiélago malayo, Darwin publicaba El origen de las especies.
Alfred Russel Wallace murió en 1913 a los noventa años en "Old Orchad", su casa de Dorset, en cuyo jardín florecían más de doscientas especies de plantas subtropicales.


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